El ‘descuartizador de Valdemoro’: «Es más fácil llevar los huesos en bolsas que el cuerpo entero»
El descuartizador de Valdemoro insiste en que no mató a la joven Emilce y que su víctima falleció por accidente, aunque en esta última versión Leonardo ya no coge del cuello a la chica, sino que ella se asfixia con una máscara de sadomasoquismo.
Según el descuartizador de Valdemoro, ambos estuvieron jugando con la máscara, y cuando le tocó a ella colocársela, Leonardo le puso un pañuelo en la cara para que no le pellizcase la máscara y le ató las muñecas con film transparente. El presunto asesino insiste en que fue a buscar bebida y al regresar se encontró a la chica muerta.
A continuación llamó a Celia, acusada de encubrimiento, para pedirle ayuda. Según el descuartizador de Valdemoro ha cambiado su anterior testimonio, ahora en vez de exculpar a su ex pareja, ha dicho que fue ella la que le convenció para deshacerse del cadáver. «Es más fácil llevar los huesos en bolsas que el cadáver entero», ha llegado a puntualizar el acusado ante el tribunal.
Las acusaciones particulares del caso piden para Leonardo Valencia Prisión Permanente Revisable, al entender que mató a su víctima después de agredirla sexualmente. La Fiscalía, por su parte, solicita 25 años para el descuartizador.
Según la fiscalía, el 15 de octubre de 2019 el acusado recibió en su domicilio a la joven Emilce de 18 años. Leonardo la conocía de haberle realizado tatuajes y venderle medicamentos sin receta. Allí, según el fiscal, Leonardo se colocó súbitamente tras Emilce e intentó ahogarla haciéndole un mataleón con su brazo. Tras unos minutos interminables de agonía para la víctima, el asesino intentar ahogarla con un cable de ordenador sin conseguirlo. Finalmente, apuñaló a la joven con un cuchillo.
Fue un asesinato con alevosía y lo que ocurrió después fue terrible. Leonardo metió el cadáver en la bañera y con un bisturí lo recortó siguiendo el patrón de una lámina que colgaba en la pared representando a una mujer con los mismos tatuajes que la víctima. A continuación, recortó el rostro de la mujer y los tatuajes, para guardarlos como trofeo. Finalmente, intentó quemar los restos de su víctima en la barbacoa del patio del chalet.
El descuartizador de Valdemoro no consiguió hacer desaparecer el cuerpo y llamó a su ex pareja, Celia, que le acompañó a comprar los útiles para borrar las huellas del crimen. Horas después, Celia aprovechó que Leonardo salió de la casa unos minutos, para sacar fotos del escenario del crimen y correr a denunciarlo a la Guardia Civil. Allí mismo fue detenida por encubridora. Poco después, los guardias sorprendieron al asesino en el momento en que intentaba deshacerse de más restos de Emilce en un carrito de la compra. Les dijo que «ha sido un accidente de tipo sexual», más tarde la autopsia echaría abajo la manifestación del descuartizador.
En la casa del Leonardo, los guardias hallaron 51 armas blancas y cuatro réplicas de armas de fuego, un escenario macabro con figuras del diablo, e ilustraciones con escenas de sadismo y canibalismo. También un arsenal de pastillas para su propio consumo y venta ilegal.